Jun
14, 2005 - Turkmenistan
Turkmenistan... aún
resacoso tras la experiencia, me siento a escribir sobre este impactante país.
En dos líneas pudiera decir que la experiencia ha sido MAXIMA.
Máxima represión policial nunca vista
Máximo control personal nunca sufrido
Máximo nivel de horterada nunca visto
Máximo derroche posible....
La verdad es que
esperaba mucho de este país, mas por ser algo un poco mítico en mi cabeza,
que por otra cosa, y la verdad es que me ha decepcionado totalmente. Pero a la
vez, tengo que decir que me ha gustado, toda vez ya ha pasado, vivir la
experiencia y ver como las cosas son por este lado del mundo. Siento que
superada con éxito esta prueba diaria ante la que me he expuesto, poco puede
ir mal o ser mas pesado o difícil en adelante (no quiero ser gafe...)
Como al parecer otros países de la zona, ex-USSR este país es, en una
palabra, una dictadura en toda regla.
Como tal, el
visitante no es bien recibido por las autoridades que prefieren que estuviese
en otro lado. Que viajase a otro país, que en el suyo no hay nada que ver,
nada que fotografiar, nada que visitar, nadie con quien hablar... vaya, nada
de lo que el turista normalmente busca en un país... Desde antes de entrar en
el país todo son dificultades, simplemente para obtener un visado de transito
(5 días) me llevo casi un mes de espera... si uno pide un visado de turista
se puede otorgar, pero debe ir acompañado por un guía durante toda su
estancia en el país... (para que no se despiste y pueda ver el país y hablar
con la gente, claro) es decir, que no quieren que vengas.
Pues que yo voy. Y
conseguí mi visado.
Y entre por Irán,
y el choque cultural es brutal. Separada por una cordillera de montañas,
Ashgabat es la capital de este país con unos poquitos anos de antigüedad.
Choca la mezcla de gentes (de origen turcomeno u origen ruso, totalmente
diferentes en físico, vestimenta, costumbres, etc.) choca la mezcla de
estilos arquitectónicos (habiendo sido arrasada la ciudad por un terremoto en
1945, los edificios antiguos son todos de corte simétrico-rectilíneo-básico
ruso y los nuevos, rascacielos de mármol blanco, con remates dorados,
monumentales, gigantescos, hiperhorteras, con dudoso gusto, diseñados según
el gusto del presidente "democráticamente" electo), choca el
derroche en fuentes y parques surreales y estúpidos, con estatuas en las que
el presidente toma carácter casi divino (estatuas bañadas en oro...), chocan
los iconos de la ciudad, como el monumento a la neutralidad, culminado con la
estatua giratoria del presidente, para que siempre mire al sol (un enorme
derroche de dinero en un país que necesita tanto mas otras cosas, suena esto,
verdad?) choca lo ordenada y cuadriculada que es la ciudad (Russian made, of
course) así como el respeto y humildad en el comportamiento de la gente (la
represión rusa de tantos anos ha generado un carácter sumiso, cabizbajo y
poco hablador de esta gente, desgraciadamente (mal)acostumbrada a policía
secreta, chivatazos y desapariciones...) hasta que beben cuando se desmadran
un poquito (de origen ruso, fue la primera pelea que vi en varias semanas)...
y es que aquí son de cultura musulmana históricamente, si bien como sabemos
los rusos no tenían mucho aprecio por esta religión...
Estuve dos días
en Ashagabat, la capital, en una homestay, es decir, en la casa de unos señores
que han habilitado como hostalito y que ha sido muy especial por ser casi el
único contacto con la gente que he tenido (aunque según me han dicho, eran
de origen azeri, del norte de Irán, con lo que ni turkmenos...) Era
divertido, la abuela cocinaba para mí como lo hubiese hecho mi abuela y me
cuidaba y decía que comiera mas (excelente sencilla comida: verduras asadas,
verduras rellenas de carne, sopa con mucha grasa, pan, albaricoques y
ciruelas...) y me traía agua a la habitación... un encanto. $10 la noche
todo incluido.
En esos dos días, fui parado dos veces en la calle, por hombres bien
vestidos, que me pidieron el pasaporte, e hicieron multitud de preguntas,
entre ellas (esta siempre se repitió a lo largo de los 5 días que allí
pase) que hacia allí si tenía un visado de tránsito y debiera estar yéndome
al siguiente país (Nota: el visado de tránsito era de 5 días, se supone que
no debería aprovecharlos para ver un poco el país y gastar mi dinero?
Respuesta obvia: NO) Preguntas y preguntas, pero no más problemas que tiempo
perdido y un poco de acojono en el cuerpo, por si la próxima no va a ser tan
fácil...
El segundo día
fui al precioso mercado de Tolkuchka, en el que entre el calor y polvo del
desierto, en un recinto cerrado se amontonaban miles de puestos de comida,
ropa, herramientas... y más interesante, alfombras, ropa tradicional,
joyas... Me encantó y pasé allí como 4 horas. Suerte que las alfombras no
me gustaban (y suerte que es casi imposible sacar del país una alfombra
antigua, leyes nacionalistas... el arte nacional debe quedarse en el país...
pues bien por ellos. Mis dólares me los quedo yo). Segundo encontronazo con
la policía, en el que un policía, nuevamente de paisano, me llevó a la
comisaría del bazar a decir porque iba yo sacando fotos a la gente...
imaginaros... porque un turista va sacando fotos??? hace falta hacer esa
pregunta??? en este país sí. Si por ellos fuese, estarían encantados de
descubrir que eres un espía, que les vas a joder, y que su país y dictadura
están en peligro por tus actos... pero no, decepción... el jefe me deja ir
explicando al paranoico agente que soy un turista, pero me prohíbe seguir
sacando fotos!!!! suerte que ya me estaba yendo... (hijos de puta)
Lo que iba a ser
una de las joyas del viaje, el cruce del desierto Karakum, se convirtió en un
pesado trámite. Para empezar porque ese desierto no es nada bonito. Pero
nada. Y para seguir porque es muy grande y la carretera es una mierda, con lo
que estuve casi 10 horas para cruzarlo, el segundo día.... el primer día,
había planeado dormir en un pueblo en mitad del desierto para que no fuese
tan pesado y largo y seguir la ruta en autobús al día siguiente, si es que
había plazas o en alguna furgoneta...
Salí de Ashgabat
a las 4PM en una furgoneta compartida con otras 5 personas mas, dirección a
Koñe Urgench (al otro lado del desierto), solo que yo me bajaría en el
pueblo (pagando la tarifa completa, ya que no hay transporte hasta allí). En
menos de 100 kilómetros sufrimos, por suerte, "solo" 3 controles.
Controles en los cuales obligaban a todo el mundo bajar de la furgoneta,
registrarse en un libro y si todo estaba en regla, seguir. Y como yo era un
presunto espía (obvio, que hace un turista por allí solo?), pues cada
control nos llevaba casi 30 minutos... se hizo especialmente pesado el ultimo,
en el cual se empeñaban en saber porque quería dormir en ese pueblo en el
que no hay nada, nada que ver, nada que hacer, ni tengo amigos, con lo que,
para que quería quedarme allí? 45 minutos de llamadas, explicaciones,
suplicas y la Lonely Planet en la cual figuraba que en ese pueblo había una
pequeña cafetería donde se podía uno quedar a dormir, salvaron la papeleta,
no sin quedarse del todo convencidos... Llegue al lugar y allí me quede, tras
cenar con unos camioneros una sopa de (creo, no pregunté) hígado, riñones y
demás asquerosidades, durmiendo como todo el pueblo, en una plataforma al
aire libre, bajo las estrellas, ya que en la casa hacia demasiado calor.
A la mañana
siguiente, tras dar una vuelta por las únicas dunas que vi en todo el
desierto (estas muy bonitas, por cierto) me puse a parar las furgonetas que
venían, sin suerte en las tres primeras, que iban llenas. La cuarta, fue la
afortunada. Eran dos señores simpáticos y un niño, que iban en mi misma
dirección. Así que me monté y ruta! Diez horas a través de un desierto sin
nada mas que matojos, algún camello aislado y una carretera en un estado
lamentable, no ayudaron demasiado a pasar el rato... Lo más increíble del
tema, y ahí si que me asuste un poco, es que los señores llevaban una
furgoneta que no debía ser del todo legal, porque en los tres primeros
puestos de control sobornaron a los policías (una propinita de 0,5$
suficiente) y pasamos sin registrarnos en el control... esto, obviamente, podía
dar problemas si en algún momento nos preguntaban de donde salía yo, ya que
no estaba registrado en ninguno de los puestos de control (tampoco ellos, pero
como yo soy extranjero y potencial espía...) Pero lo mejor es cuando a 100
kilómetros de llegar, un coche que nos adelanta nos pide que llevemos a dos
oficiales al ultimo control... así que allí íbamos, tres no registrados,
uno de ellos extranjero, y dos policías, durante dos horas, en la misma
furgoneta... os podéis imaginar que iba medio acojonadillo... pero lo peor
que hubiera pasado es tener que sobornarles un poco más (y eso hicimos, sobre
todo a base de cigarrillos que yo traía de Irán, que enrollado que soy, que
guay les parecían... agua que les compramos e incluso dejando conducir al
jefe mientras el otro roncaba en su siesta...) al final, al pasar por dos últimos
controles eran los mismos policías los que saludaban a los policías al cargo
para colarnos... ver para creer... Al final, nada, en el ultimo puesto nos
registraron con ayuda de nuestros amigos, sin más preguntas, y ya está,
legalizados! uff...
Me dejaron en el
hotel en una ciudad en mitad de la nada, Koñe Urgench, y me fui al centro a
dar una vuelta, anochecía y quería comer algo, aparte de ver como era esa
ciudad. Calles sin asfaltar, apenas iluminación, cloacas sin tapa, niños bañándose
en aguas estancadas, supermercados con apenas productos... realmente pobre. Y
en esa ciudad, a que no adivináis quien me encontró? Pues a la secreta. Ni
cinco minutos había estado en el centro (comprando agua y zumo) que me vino
un tío a pedir el pasaporte. Le exigí su identificación, por supuesto, y
tras enseñársela, le di el pasaporte. La conversación fue mas o menos así:
- (...) Y que
haces por aquí?
- Vine del hotel a comprar agua y dar una vuelta.
- No sabes que aquí no puedes estar con una visa de transito?
- No puedo venir a comprar agua al centro?
- Bueno, si, lo que no puedes es pasear, así que ahora te vas al hotel.
Tienes que estar en el hotel si tienes visa de transito.
- Pero si no he cenado, en el hotel no hay restaurante
- No se supone que debas estar aquí si estas en tránsito, pero vete a cenar
ahora mismo. Y cuando acabes al hotel.
Se fueron en el
coche, no sin antes dejar en una esquina a un policía para verificar que
fuese, como dije que haría, al restaurante a cenar (una carne a la brasa y
unos manti, como los turcos, raviolis de carne con yogurt) Y eso hice, cenar e
irme al hotel, flipando, triste por la gente, triste por ellos, por vivir en
este estado de paranoia, de control, de intimidación, porque por lo menos con
los turistas son pesados pero educados (eso que quede claro, el trato fue
serio pero sin agresividad directa) pero con los locales supongo que no deben
perder el tiempo con tanta educación...
En fin, y hoy
jornada de trámite, un poco a disgusto por todo lo vivido, ya que le hacen
sentir a uno realmente no bien recibido por la policía, ignorado por el
temeroso pueblo y bueno, sin realmente mucho que ver (en eso tenían razón)
en el recorrido que yo he hecho...
Así que me voy
descontento, decepcionado y triste, con un país del que esperaba mucho, quería
ver, vivir y sentir tanto como cualquier otro sino más y ha sido una
experiencia totalmente diferente, si bien, en el fondo, para eso se viaja,
para ver lo bueno y lo malo que hay, no solo lo bonito, y esto sin duda, le
hace a uno apreciar mucho mas lo que tiene en casa, la libertad de la que
ahora gozamos y que no tuvimos durante 40 anos.
Saludos desde
Uzbekistan!
Pablo
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