Jul
7, 2005 - Desde
Tashkent
Hay
que joderse (siempre con perdón) que el Coran, más antiguo del mundo que se
conserve este en esta ciudad. Pues porque uno se imagina algo más exótico, más
sagrado, más especial, "el Coran más antiguo del mundo!" como que
deba estar en un mausoleo, lleno de veneración, en un lugar sagrado al que
acuden peregrinos de todo el mundo a prestar sus respetos... y por eso, al
encontrarlo en una pequeña mezquita de Tashkent, encerrado tras una puerta de
hierro al que normalmente (según nos dijeron) no dejan acceder a los
visitantes, sin ningún lujo, ni ninguna publicidad, sin nadie rezando frente
a él... nos hemos sorprendido, pues imaginábamos todo lo contrario.
Y
es que esto es un buen reflejo del papel que la religión tiene en este país,
es decir, muy escaso. De nombre, de cultura, son todos musulmanes, pero este
es el país supuestamente musulmán más relajado que yo haya visto. Apenas
hay mezquitas (2000 en el país) y la mayoría siempre estaban vacías. Eso
cuando estaban en pie (no derruidas) o abiertas. Y madrazas en las que haya
estudios islámicos son tan solo 10 en total, con lo que el número de mullahs
no crece exponencialmente cada ano, como pasa en otros países. Es cierto, en
cualquier caso, que no he ido (ni iré) al valle de Ferghana, en el cual la
concentración de musulmanes es mayor (pretexto del presidente, como sabéis,
para aniquilar hace un mes a cientos de supuestos terroristas...)
Las
mujeres apenas van cubiertas, tan solo un pañuelo en ocasiones pero cual
gitanas, para proteger del sol o adornar. Hombres religiosos, fanáticos,
pocos se ven, la mayoría ancianos, ataviados con bellas túnicas y turbantes.
Tremendamente fotogénicos pero tremendamente reahuyentes.
Como
en todo buen país no musulmán, el cerdo se consigue fácilmente. Y el
alcohol ya ni contar. Y como beben... Como legado ruso, el vodka corre en las
mesas de los restaurantes cual agua, a los ojos de todos, sin tapujos. Con
efectos evidentes. La cerveza, por jarras de medio litro, junto con los kebabs
y demás comidas tradicionales. Para pasar el alcohol y la grasa, nada como un
poquito de té (verde, sin azúcar, por supuesto) para, además, sentirse más
tranquilos, no sea que les puedan acusar de alcohólicos.
O
será para pasar toda la grasa de la comida? La verdad es que muy sano no
comen (comemos) aunque no se nos pueda acusar de no intentarlo. A pesar de
tener una fruta excelente (en esta época albaricoques, melones y sandias)
apenas comen fruta en las comidas. De hecho, el concepto de postre, es algo
bastante lejano para ellos. Algo dulce después de comer? Una vez hemos
conseguido una magdalena (?) y otra una tableta de chocolate (entera!)
Fruta... bueno, reservado para los sitios elegantes, al parecer...
Y
es que la comida uzbeka es poco, como decirlo, poco experimental. Muy lineal.
Poco variada. La gracia que te hace al principio el pincho de carne a la brasa
(eres positivo, piensas, mmhh, que rico! carne a la brasa, sana, sin grasa y
todo eso...) a la tercera noche seguida ya cansa. Es casi imposible encontrar
otra cosa de segundo. Suerte que ahora, en la capital, el surtido es mayor,
con mejores y más caros restaurantes (entre los cuales hay muchos indios y
coreanos) en los que puedes elegir, pues por ejemplo, carne guisada, o carne
con frutos secos, o con salsas tipo rusas... en fin, monotema. Carne. Los
vegetarianos... lo tienen jodido aquí, sin duda.
De
primeros es mas variado, pero para el turista un poco restringido, pues
comidas crudas y no peladas no son muy recomendables por norma general. Y que
se ofrece, pues? Ensaladas, decenas de ellas, que todas cumplen los requisitos
turísticos prohibidos: crudas y sin pelar... Y además, muchas con
mahonesa... peligro de diarrea inmediata...
Por
suerte muchas otras cosas podemos comer. Hay muchas sopas (siempre hirviendo,
perfecto en este clima taaannn "gélido"...) normalmente con
vegetales o con una especie de raviolis de carne, de una clara influencia
oriental. Otras son de "laghman", que no son sino spaghetti, si se
me permite, pues no me queda la menor duda que los italianos no han inventado
ni la rueda ni mucho menos la pasta, con lo que a los chinos, lo que es de los
chinos. Bien por ellos! Y de primero... pues eso. Ensaladas o sopas. Variado,
verdad?
Y,
por suerte, para llenarnos, pan. Un pan redondo, esponjoso, con unas
semillitas de sésamo por encima, para darle una nota al sabor. Dicen que el
de Samarcanda es el mejor, pero nosotros lo encontramos terriblemente
mazacote, denso, siendo del resto del país mucho más esponjoso y ligero, y
con el que disfrutamos más (que remedio...)
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