Aug
12, 2005 - Naryn la "soleada" ciudad
Pues
uno que se imaginaba prados verdes, jugosos, yurtas, montanas con picos
nevados, nómadas con tradiciones ancestrales, jinetes al galope, viejos fotogénicos...
Pues bien, por ahora todo eso, y mucho más, sigue en mi imaginación. Porque
no sé si decir que Kyrgyzstan me está decepcionando, pero desde luego no es
lo que esperaba.
En
los desplazamientos hemos visto sobre todo una región, la de Fergana, que no
es sino un cruce entre la seca Castilla y la húmeda y montañosa León o
Asturias. Vaya, que como diría mi abuela tan lejos me he ido para esto? Para
eso me hubiese quedado? En fin, no es que sea ni bonito ni feo, sino todo lo
contrario. En realidad lo que pasa es que es muy parecido a España. Grandes
tierras aradas, con cultivos de girasoles o trigo, colinas y montanas, vacas y
caballos y muchos melones y sandias (ricas!), lo cual no resulta todo lo exótico
que el viajero desea ver en cada día del viaje?
Hemos
entrado por el sur, desde Tajikistan, directos a Osh, ciudad mundialmente
famosa por ser el epicentro de la pasada revuelta kyrgyza (la que puso a este
país en la prensa española, por unos días), y que obligo a la huida del
antiguo presidente y a la repetición de las elecciones generales (por cierto,
ya hechas en Julio y aparentemente un éxito de imparcialidad según los
observadores internacionales). También tiene buena conexiones a internet,
hoteles con ducha de agua caliente (todo un lujo, de verdad), un bazar
precioso, caótico y abarrotado (desde herreros a puestos de ropa, de mercados
de joyas exclusivamente femeninos a secciones de animales, de gorritos típicos
a comidas grasientas, en fin, todo lo que uno espera de una bazar en estos
lugares) y algunos restaurantes buenos, donde, entre otros, comer comida
Uygur, la que encontraremos en poco tiempo cuando entremos en China, en la
parte más occidental del país. (Tallarines y arroz a discreción, of
course). Pero poco mas aparte de ser una ciudad de corte soviético, con
grandes avenidas y edificios grises. Suerte de la cantidad de árboles verdes?
Seguimos
ruta a Jalal Abad, otro sitio mundialmente famoso estas pasadas semanas
(nosotros no vamos a sitios que no tengan pedigree internacional, osea!) ya
que fue en las afueras de esta ciudad donde se instalaron los campos de
refugiados uzbekos que huyeron tras la matanza de la policía ocurrida en
Andijan, hace un par de meses. Y todavía siguen allí algunos. Pero ahora
todo en calma, por lo menos para el turista que se queda allí solo una noche.
Y para nuestra sorpresa, nuestro hotel vuelve a tener agua caliente! Claro que
estamos en la tercera ciudad más importante del país, así que esas
modernidades no nos deberían extrañar tanto. Y la ciudad, en realidad, otra
ciudad más. Plaza central enorme, edificios gubernamentales alrededor, bazar
animado y algo de ambiente por ser domingo por la tarde (el disco bar del
pueblo está abierto y en los restaurantes hay hasta gente pimplando cerveza y
vodka a discreción).
La
siguiente parada (por eso hicimos escala en Jalal Abad, no por amor al arte)
es el no tan conocido (a nivel nacional sí, que quede claro) Arslanbob, un
pueblo en la montaña, famoso por sus nueces (que este ano no tendrá pues en
la época de fluoración las nueces, de 5 días, hubo mucha lluvia y el polen
no voló? el resto, historia?) y por ser un pueblo totalmente uzbeko en
Kyrgyzstan. Aquí las fronteras las decidieron tras una noche de vodkas, como
mínimo, cada día lo tengo mas claro. Pueblo tipo Heidi en la montaña, casas
en prados verdes, con bonitas vallas y cuidados jardines, debajo de una
cadenas de montanas verticales, rocosas y majestuosas, de cuatro mil metros y
más. Visitamos un par de cascadas bonitas (una de 80 metros de alto, no es el
Salto del Ángel pero no está mal) montamos a caballo (es lo que toca en este
país, donde los niños montan a caballo antes que en bicicleta. Gracias Mama,
por tantas horas de espera mientras yo aprendía a montar cuando yo era pequeño,
y comimos y dormimos súper bien en otra magnifica homestay, donde cual hijos
predilectos, nos cebaron non stop durante dos días. Imposible quejarse. Tenían
menú y todo en la casa para poder elegir! (en inglés! Estos sí que saben!).
Partimos
como llegamos, todo un lujo, en transporte publico: Un autobús! (ya casi uno
se olvida de que estos existen). Eso sí, el autobús de hace 50 anos, lo
menos. Y sin reformar. Lleno a reventar. Pero aun así nos meten. Anna de pie,
entre una niña que vomita y un niño meado. Yo en la parte trasera, medio
sentado medio tumbado entre sacos de arroz, harina, y dos sandias que logro
(sorprendentemente) no reventar, pues los baches nos hacen saltar
constantemente. Dos horas así? Por suerte la gente se va bajando poco a poco
y nos podemos sentar como las personas, en duros asientos hasta nuestro
destino. Jalal Abad nuevamente, para cambiar medio de transporte y dirección
al Oeste, dirección centro de Kyrgyzstan, por favor!
Seguimos
ruta, esta vez con taxi compartido (coche que, como su propio nombre indica,
cuando tiene 4 pasajeros sale con destino non stop a la ciudad de interés)
por una pista forestal durante 165 kilómetros y nuevamente 5 horas (el numero
mágico) a Kazarman. Puerto de 3000 metros, montanas verdes y los nómadas y
sus yurtas que siguen sin aparecer. Kazarman. Llegamos. Pueblo minero (pero de
oro) en el que está claro que nada de ese oro se queda aquí. Nos alojamos en
el primer homestay con un retrete que no apesta a establo y mierda de
acumulada en el agujero durante anos. El secreto? Hacer el agujero en el suelo
lo más hondo posible. Y si que funciona (lo digo para el que tenga interés)
Como nosotros no tenemos ninguno, salimos zumbando al día siguiente, en otro
taxi compartido a Naryn.
Cien
kilómetros en tres horas. Esto pinta bien? 33km/h de media? Ha sido dura la
subida, por otra pista forestal (aquí el tema del asfalto parece que no les
va) pero las vistas son preciosas. Foto rápida al valle montañoso, rojizo,
de montanas arenosas, secas, limpias y enésimo descanso para echar agua al
motor (los Lada son coches duros -Made in Russia- pero como tienen como 20
anos se recalientan bastante rápido) Y la noticia de la semana: Por fin la
primera yurta. Ya era hora. En el primer pueblo que cruzamos compramos
gasolina en una casa particular (aquí las gasolineras, como en el resto de la
región asiática, brillan por su ausencia) y seguimos camino hasta Naryn, en
línea recta. Total, trescientos kilómetros en las míticas cinco horas (para
variar). Pas mal.
Naryn
suena más bonito de lo que es. Su nombre quiere decir soleado. Paradójicamente,
para eso existe esta palabra, llevamos dos días aquí con lluvia. La primera
en todo el viaje, o más o menos. Pero aqui? Aquí, la tierra de los nómadas,
de las yurtas en los lagos montañosos, la mayor zona para excursiones a
caballo, por fin!!! Y precisamente aquí, se pone a llover. Y parece que no
despejara. Las montañas aferran las nubes con firmeza. Y nosotros no sabemos
que hacer. Pues aquí tocan excursiones, aire libre, caballos, caminatas, aire
libre, pero llueve. E internet no funciona bien. Y esta ciudad es como todas.
O peor. Una calle principal. Un bazar. 5 tiendas. Una estación de autobuses y
poco más. Ah, dos restaurantes. Que ya hemos visitado? Asi que con resignación
y con calma, despolvamos el ajedrez magnético, gasto tinta de bolígrafo
escribiendo mi diario y esperamos. Total, estamos de vacaciones, no?
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