Sep
1, 2005 - Uygur-Land
Kashgar,
Yarkand, Hotan...
En
estas ciudades no hacemos mas que flipar. Porque tienen el blanco y negro
junto. EL Yin y el Yang, ni más ni menos. Alucinamos por todo. Por lo bonitas
que pueden ser y por lo horrorosamente modernas y destructivas. Por lo
tranquilas y a la vez vibrantes. Por lo viejas y hechas polvo y modernas y
limpias. En resumidas cuentas, por lo uygur y lo chino.
Y
es que a estas alturas no he comentado apenas la principal característica de
esta región (que por cierto, es la mayor provincia de China y a la vez, la
menos china precisamente): es una zona de origen uygur. Así se llaman la
gente musulmana de procedencia turcomana (al igual que los turkmenos, uzbekos
y kyrgyzos) que desde hace siglos vive aquí, con su propia lengua (derivada
del turco, ...ya sabia yo que me iba a ser útil!!) su propia cultura, su
propia fisonomía... y tan tan tan diferente de los chinos... pero mucho.
Los
uygures son, por lo poco que hemos visto gente muy tradicional, anclada en
muchos aspectos en el tiempo (pero mucho tiempo atrás). Viven anclados en sus
casas en la medina, casas de adobe, con patio, en zonas que los chinos deben
considerar atrasadísimas y, desde luego, a eliminar del mapa a la menor
oportunidad. Bonitos edificios modelo "cajas de zapato" remplazan
allí donde pueden a las viejas casas tradicionales. Progreso le llamaran los
chinos.
Visten
como en Europa en los anos 20 o 30, ellos con boinas, polos de rayas
horizontales ajustados, pantalones pitillo y a veces con chaqueta de cuero. Y
ese look, natural, dejado, guarro, sucio, de pobre, mas bien... Ellas, con pañuelos
de gasa semitransparente sobre el pelo, y blusas y faldas con volantes, como
si de Sofia Loren en sus buenos tiempos se tratara (en versión uygur, vaya,
en versión cutre).
Y
tienen una fisonomía peculiar. No son mongoles, ni turcos, ni
centroasiaticos, ni chinos, pero tienen un poco de cada uno de ellos. Narices
grandes, cejas pobladas, pieles morenas...
Y
uno mira alrededor, en la medina, y parece, como decía en la otra crónica,
haber retrocedido en el tiempo, pero muchos anos. Los mas ancianos, ellos,
suelen dejar sus largas barbas crecer blancas, y con sus túnicas religiosas y
gorro uygur (parecido al casquete uzbeko) parecen pasar las horas de rezo en
rezo. Ellas, el sustento y trabajo en la casa (las que curran de verdad, como
siempre) recuerdan a gitanas, pues llevan ropas amplias, con faldas largas y
pañuelos floridos.
Apegados
a sus tradiciones rapan a sus hijos bebes el pelo en forma de circulo con cruz
en el medio, para ahuyentar el mal de ojo. Y apegados a sus oficios, todavía
producen cuchillos a mano, todavía talleres artesanos producen la seda, todavía
tallan la madera, todavía compran a diario en mercados callejeros, en
bazares, todavía montan en sus asnos y burros como si las motos no hubieran
entrado en su mundo...
Y
son gente muy sosegada (por ser desempleada) y tranquila (vaga). Y sonriente
(de estupefacción) y cercana (de incredulidad). Pues tan cercana que no dudan
en acercarse a ti, para mirarte, explorarte, radiografiarte, desnudarte con la
mirada, mirándote cual aparición, cual Virgen de los remedios, cual
estrellas de Hollywood en su calle, cual Tom Cruise y Angelina Jolie, en su
pueblo, en su ciudad... y las bocas se les desencajan, y la mandíbula
inferior se abre, y los ojos no dan crédito a lo que ven: un extranjero
blanco, europeo! De carne y hueso, como los de las películas, como los de las
revistas, pero de verdad, al que pueden tocar, al que pueden observar, delante
del cual pueden babear... y el extranjero no solo pasea y saca fotos, sino que
además compra!! Y eso es un espectáculo para ellos, como es lógico (?).
Cuando paramos a comprar plátanos, o dumplings en el mercado nocturno o a
cenar en una paradita unos noodles, tenemos asegurado un corrillo de gente que
se "preocupa" por nosotros, que mira como pedimos, como pagamos,
como comemos y se asombra cuando decimos gracias en su idioma... Rahmat! (El
otro día, comiendo los dumplings de pie, conté 14 personas rodeándonos, a
medio metro de distancia, pasmados, observándonos... ).
Pero
en el fondo esta actitud es normal. Comprensible. Pues son gente pobre. Gente
humillada. Menospreciada por los chinos. Son gente de segunda en este país en
el que les ha tocado vivir. Y dudo que tengan buena educación. Y son
incultos, sin educación, no cuesta verlo. Y dudo que tengan buenos trabajos o
salarios (esos se los quedan los chinos, que para algo les
"modernizan" las ciudades) y dudo muchas veces de que tengan
trabajos, pues la gente se aburre, la gente esta en las calles, holgazaneando,
mirando el tiempo pasar, mirando la vida pasar. Y cuando algo pasa diferente
al día anterior y siguiente, como por ejemplo, un guiri paseándose por su
ciudad, entonces eso merece que dejen de hacer lo que hacen, se paralicen, se
golpeen, se avisen unos a otros para escrutar cada uno de nuestros
movimientos. Y entonces, tendrán algo que contar a su familia esa noche,
porque ese ha sido el momento más alucinante del día. (Y con toda modestia y
respeto por ellos lo digo o por lo menos, así lo pretendo.)
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