Sep
16, 2005 - En busca de los budistas
Acabadas
las gestiones y tras un par de días salimos zumbando hacia Tongren. A solo
100 kilómetros de Xining, pero a 5 horas de autobús. Una media de 20 kilómetros
hora, que no esta mal. Aun no sabemos como lo consiguió hacer tan lento...
Pero bueno, todo eso para que?
Tongren
se supone que es un pequeño pueblo, el primero al que vamos, famoso por dos
templos en los que se hacen las thangkas, pinturas tibetanas de budas,
demonios y demás animales característicos. Eso aparte de que serán los
primeros templos budistas que veamos en China, todo un acontecimiento a
priori, por el cambio que supone (por fin!)
Y
primera sorpresa al llegar: nos encontramos, nuevamente, una (pequeña)
ciudad! A estas alturas ya uno piensa que los pueblos en China no existen (nos
quedamos tranquilos pues en el diccionario ingles-chino que tenemos si figura
la palabra, por lo que deben existir...) Seguiremos buscando.
Pero
los templos están ahí y los monjes y los pintores también. Así que
encontramos lo que buscamos. Dentro de los muros de los dos monasterios (y
tras pagar la correspondiente entrada) encontramos laberínticas calles cual
medinas. Muros de adobe se levantan para proteger y no permitir ver el
interior de las casas. Casas que son de los monjes. Porque aquí, lejos del
ascetismo que yo les hacia, tienen casas propias, con sus jardincito, cuartos,
muebles, televisión y demás accesorios. Y yo que les imaginaba durmiendo en
edificios de decenas de habitaciones, unas iguales a las otras, en el suelo,
en cuartos blancos, sin mas adornos que estanterías de libros y fotos del
dalai lama. No, no, aquí son más apegados a las comodidades terrenales. Y
los de la secta del gorro rojo (los de esta zona son del gorro amarillo, allá
ellos) hasta pueden casarse y follar... en fin, eso es vida!
En
mitad del monasterio, dos templos cerrados (lo pagado por la entrada los abre)
tenebrosos, con enormes budas dorados, rodeados de cientos de estatuas, velas
de grasa de yak (que no hecha humo) donaciones pecuniarias y fotos del Dalai
Lama de preferencia, no siempre el actual, del que por cierto en China esta
prohibido tener reproducciones en lugares públicos (de hecho el Dalai Lama
vive en India, exiliado) Pero bueno, en las paredes, decenas de pinturas con
los aludidos motivos, los famosos thangkas, que se exportan desde estos
monasterios al mundo budista entero.
No
hace falta buscar a los pintores. Son los propios monjes, quienes a la salida
cordialmente nos invitan a sus casas (así sabemos como viven) a enseñarnos
telas magnificas, elaboradísimas, que pueden tardar varios meses en pintar
por los cuidadosos y esmerados detalles (y si se dedican a pasear en busca de
algún turista ocasional, mas tiempo aun) Me recuerdan, en su pulcritud (los
caros, claro) a los trabajos de miniaturismo vistos en Irán. Y son baratos, o
eso nos parecen, para el trabajo que tienen, pero con el chip puesto de
"gasto de hoy significa menos viaje de mañana" no compramos
ninguno. Aunque tampoco molan tanto. O por lo menos uno piensa que no son fáciles
de poner en la pared de nuestro cuarto. O tal vez en el baño (sin faltarles
al respeto) si pegarían bien (lo digo por el colorido).
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