May 7, 2005 - Urfa, que ciudad!

Y que gente. Y que amabilidad. Y que tranquilidad. Debe ser que es kurda, en su gran mayoría, y se siente uno aquí como en su casa... La mínima curiosidad por algo (una peluquería, un horno de pan, una pastelería, una pequeña puerta) se ve siempre respondida por una cordial y amistosa bienvenida, una invitación al mutuo conocimiento, al mutuo descubrimiento. Supongo que el hecho de que hablo turco ayuda, y mucho, a entablar conversaciones, a que estas devengan algo mas que simples gestos o desentendidos (según escribo esto parece que hablo turco fluido y que me entero de todo, nada mas lejos de la realidad) pero el resultado es siempre el mismo, amabilidad, amistad (ya me han dado 4 teléfonos móviles en 3 días, para que les llame por si pasa o quiero cualquier cosa) y diversión. Porque a nosotros nos sorprende pero estoy seguro que menos que a ellos. Imagínate tú eres un panadero y un guiri se interesa por tu trabajo... pues te debe parecer extraño y a la vez halagador, pues bien, así me siento yo también.

Urfa es una ciudad de tamaño medio, que tiene un centro histórico muy bonito, con muchas mezquitas (la verdad es que sin ningún interés por dentro) pero que le dan a la ciudad un aire muy digno e histórico. En esta ciudad, para vuestra información, se encuentra la cueva en la cual se cree Abraham nació y se cobijo durante 10 anos para no ser matado. Como el Islam le reconoce como un profeta pues es un lugar de peregrinación, y se ven cientos de turistas, todos turcos, que vienen a rezar a dicho lugar y ver la ciudad. Turistas he visto, contados, el primer día 2 (en mi hotel) el segundo 5 (en la excursión que hice a Nemrut Dagi) y el tercero, hoy, 4, lo cual podéis imaginaros hace sentirse alguien especial, en una ciudad lejos del turismo (cosa que sinceramente no entiendo, ya que es de las ciudades más interesantes y agradables que he visto en Turquía).

Tiene mucho verde, un par de lagos rodeados por un pequeño bosque y dos mezquitas, alrededor de las cuales, las familias salen a pasear por las tardes, haciendo de esta zona un sitio de esparcimiento y divertimento familiar muy interesante de observar. La gente se pasea, toma té en los cafés, fuman (apenas fuman narguiles aquí, cosa que no entiendo, porque es una ciudad muy árabe) y comen frutos secos. Aquí fuman como cosacos, sobre todo tabaco liado ya que hay producción local. Hoy me han dado a fumar uno, un tío muy simpático, y a la segunda calada lo he tenido que dejar por lo fuerte que estaba, me ha dado un mareo y casi hasta nauseas... ese mas que light era heavy...

Tiene como todas las ciudades turcas que se precien un mercado cubierto pero tiene algo de especial, y es el aire árabe que tiene, mas caótico, antiguo, reposado que el resto de los de Turquía. Por sus laberínticos pasillos se llegan a bellos jardines interiores refrescantes, en los cuales a la sombra de los árboles la gente descansa. Son como pequeños pulmones dentro de los bazares que permiten tomar el aire antes de adentrarse nuevamente en los pasillos llenos de telas, alfombras, ropa, zapatos, herramientas o cualquier cosa que se precie de ser vendida, pero siempre, agrupados por zonas. 

La joya dentro del Bazar es el Gumruk Hani, un antiguo caravanserai del SXVI en el cual decenas de hombres (of course, esto es un país musulmán) se reúnen en torno a pequeñas mesas a jugar a diversos juegos de cartas y fichas, algunos de los cuales conocemos bien como el ajedrez, domino o backgamon, y otros que la verdad, no se muy bien como se juegan, como uno que se llama el Okey. Prometo intentar enterarme, ya que lo practican con veneración y adicción. En una pequeña plaza con dos pisos de pequeños negocios, los del primer piso cafeterías y relojerías, los del segundo pequeños talleres de confección, sobre todo de pantalones. Es sorprendente la cantidad de niños que trabajan, niños de 12 14 anos como aprendices de confección, sobre todo. Supongo que las manos pequeñas son apreciadas en ese oficio. Hoy de hecho me he hecho recortar dos camisas (las mangas y parte de atrás unos centímetros) y lo ha hecho casi todo un niño. El remate final, profesional, lo ha hecho el jefe, que la verdad, la ha dejado mejor que nueva (ya se sabe que los turcos le dan bien a esto de la confección).

Una de las mejores cosas de aquí son los backlavas, esos postres árabes, de nueces, almendras, avellanas o sobretodo, pistachos, de producción local, que son simplemente, los mejores que he probado en Turquía. Antes de ayer mi cena consistió en un surtidito de 7 backlavas, helado y agua, para intentar digerir tal festín. Ya sabéis lo que disfruto con los postres, con lo que eso fue como algo inolvidable. Estoy pensando en repetir hoy o no sé si inclinarme por un kebab de carne o pollo, porque ya ando un poco quemado de tanta carne (y la que queda por venir).

Otra cosa que me ha llamado la atención es ver a gente con platos metálicos por la calle, en los cuales llevaban tomates, pimientos o berenjenas. Fijándome con un poco de atención, ojo avizor, he visto que son platos que recogen de hornos de pan, en los cuales los llevan crudos para que se los guisen. Normal. La gente no tiene horno en sus casas y las panaderías dan este servicio. También he visto pollo y burgul (como arroz de trigo) hechos con el mismo método. Incluso hay gente que lleva sus masas de pan para que se las hagan (cosa que ya había visto en otros países, léase Marruecos).
Y bueno, pues ya veis que he disfrutado mucho esta ciudad. Mañana domingo me quedo como hasta medio día y saldré hacia Diyarbakkir (ya lo he pintado en el mapa en previsión) capital no declarada ni autorizada del Kurdistan turco. A ver si sigo así de inspirado y me salen mas crónicas como ésta, que espero os gusten (nota, salvo que se indique lo contrario las fotos que adornan los artículos.... NO son mías, pero que es no llevo digital...)

Besos y abrazos
Pablo

 

 

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